En un artículo reciente en #Facebook leía diferentes mitos y realidades relacionados con los autos y, curiosamente, pocos días después encontré otro similar en #Motorpasión https://www.motorpasion.com.mx/industria/coches-antiguos-seguros-fiables-duraderos-autos-modernos-fallas en que se hacía una comparativa para saber si –como algunos creen- los autos antiguos son mejores que los más recientes.
En resumen, -y por si no quieren leer el artículo recién citado- la verdad es que los autos actuales son, en términos generales, mejores que los viejos por lo siguiente:
1. Fiabilidad. Antes de la entrada de la electrónica en los autos, muchos de los sistemas eran mecánicos y de vez en cuando tenían fallas, mismas que se descubrían cuando la pieza sencillamente no funcionaba y eso implicaba en algunos casos quedarte en el camino o ni siquiera poder arrancar el coche.
Si las fallas eran sencillas, hasta cierto punto podían repararse o sustituirse por los mismos propietarios, con elementales conocimientos de mecánica automotriz. Así, podíamos ver personas reparar la banda de distribución de un Volkswagen, con una media de mujer o limpiar un carburador soplándole con fuerza suficiente para destapar las impurezas que habían tapado el flujo de combustible.
Hoy en día es raro encontrar autos de modelo reciente descompuestos, gracias a que las marcas automotrices han invertido millonarias sumas de dinero en la confiabilidad de los motores y transmisiones.
De hecho, una de las “quejas” de los mecánicos independientes es que no pueden realizar reparaciones en autos sofisticados debido a que requieren escáneres especializados. Por ejemplo, el escáner de BMW sirve también para un Mini porque es del mismo grupo y comparten muchas partes, pero no es compatible con ninguna otra marca.
2. Durabilidad. También en términos generales, los autos actuales pueden circular por más tiempo y por distancias mucho más largas (aproximadamente medio millón de kilómetros) siempre que se les proporcione el debido mantenimiento y se atiendan a tiempo los posibles desperfectos. Claro, podemos encontrar vehículos antiguos que han recorrido el millón de kilómetros, pero esa es la excepción, no la norma.
Los materiales que se utilizan ahora son más durables o, al menos, es más fácil cambiar las piezas defectuosas. En el tema de pintura, los procesos de fabricación y las diversas capas que se les aplican ahora minimizan la corrosión u oxidación en las partes metálicas.
3. Seguridad. Existe la creencia –sobre todo en algunos adultos mayores- que los autos antiguos podían resistir mejor los choques. En muchos casos la lámina de los autos –principalmente la de los grandes americanos- era más gruesa, pero el daño a los ocupantes era mucho mayor.
Los autos actuales están hechos para resistir impactos importantes sin que se deforme la cabina de pasajeros. Partes como las defensas ya no están hechas en su totalidad de metal, sino de polímeros que se pueden desprender con cierta facilidad en caso de colisión. De hecho, las defensas delanteras prácticamente han desaparecido en los autos, siendo la parrilla el elemento más prominente y primer lugar de contacto frontal.
Recuerdo que la queja principal de un hojalatero que conocí hace años era que sus competidores se habían convertido en “cambia piezas” y que habían perdido el arte de reparar las partes dañadas. Incluso, para igualar lo más posible el color de la pintura desprendían la tapa de la entrada de combustible para revisar visualmente el color, antes de aplicarlo. Ahora, los autos llevan una etiqueta con el código del color y simplemente se manda a elaborar.
Por otra parte, la suma de asistencias y el equipamiento en seguridad de los autos actuales es infinitamente mejor que en décadas pasadas. Ahora, con las bolsas de aire, los frenos ABS, los controles de tracción y de estabilidad, entre otros, se ha reducido en mucho la tasa de mortalidad en los accidentes viales.
En resumen, la nostalgia también está presente en el mundo de los autos. En el número más reciente de la revista #Nexos, el 30% de los mexicanos encuestados cree que “todo tiempo pasado fue mejor” y tal parece que esa forma de pensar también altera nuestra percepción al creer que las cosas no pueden mejorar.
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