En el artículo anterior analizamos de manera sucinta las diferentes formas que existen para adquirir un vehículo nuevo. En este abordaremos los pros y contras de adquirir un vehículo seminuevo o un usado.
Para empezar, ¿Por qué se hace una diferencia entre un vehículo seminuevo y un usado? Habrá quien diga que si un auto ya dio la vuelta a la manzana o si ya está facturado a nombre de alguien, debería considerarse como usado y, por el otro lado, hay quien ve a un auto todavía como nuevo aun cuando tenga tres años de uso, poco kilometraje y está bien cuidado.
Según la NOM-236-SE-2021, VEHÍCULOS AUTOMOTORES-CONDICIONES
FISICOMECÁNICAS DE LOS VEHÍCULOS CON PESO BRUTO VEHICULAR QUE NO EXCEDA 3,857 KG –sí, esa que echaron para atrás en un “mañanera” por el posible impacto electoral- un auto nuevo es aquel “que el proveedor comercializa al consumidor por primera vez, con no más de 1,000 kilómetros recorridos”.
Sin embargo, para los efectos de este artículo y basado un tanto en la jerga del negocio de la compra-venta de autos, podemos generalizar diciendo que un vehículo seminuevo es aquel que tiene hasta 4 años y, por ende, uno usado es aquel que tiene 5 o más años de uso.
La diferencia es un tanto sutil, pero se basa en parte a los periodos de garantía que ofrecen los fabricantes (que generalmente abarcan desde los 3 hasta 7 años), porque para muchos que compran autos nuevos, cuando pierden la garantía es momento de cambiarlo por uno nuevo, aunque aún esté en muy buenas condiciones.
Establecidas esas diferencias podemos señalar que existen dos grandes opciones: comprar un auto lo más cercano a uno nuevo, es decir, con poco kilometraje (alrededor de 35,000 kilómetros, por ejemplo) y de un año-modelo reciente (no más de 3 años).
Un vehículo en esas condiciones es una muy buena opción, ya que quien lo hace paga más impuestos (IVA e ISAN) y absorbe gran parte la depreciación que implica la compra de un auto nuevo y, en buena medida, todavía disfruta de una máquina en buen estado, al que todavía no es necesario hacer reparaciones mayores, si es que se le ha dado un uso “normal” (no de taxi o Uber, por ejemplo).
Por uso ”normal” podemos decir que no excede de los 20 mil kilómetros por año. Habrá quienes cuiden mucho sus vehículos, pero encontrar uno de 3 años de uso y 80 mil kilómetros no es lo que yo llamaría una buena opción. También hay quien alega que esos kilómetros son de “carretera”, a diferencia de los de “ciudad”, en donde uno frena y acelera constantemente, mientras que en la primera es más probable circular a una velocidad constante; pero también es muy fácil ver en carretera a gente excediendo los límites, no solo de velocidad, sino también de capacidad de sus vehículos, por lo que no necesariamente eso es una ventaja.
Si estamos buscando un auto “usado” (en los términos antes planteados), seguramente encontraremos opciones mucho más accesibles, pero también el riesgo de adquirir un auto en malas condiciones se incrementa con los años.
Muchas veces no sabemos si el vehículo fue cuidado, le dieron el mantenimiento recomendado por el fabricante, no lo chocaron, estaba mayormente a la intemperie, etc., a menos que sepamos su historia o al dueño.
Sobre este punto también es un factor muy importante el vendedor del auto. Lo más recomendable es comprarlo en agencia, ya que por lo general son de los negocios más formales en la industria y cuidan tanto el aspecto legal como mecánico de los vehículos que toman a cuenta y que después venden en el marcado de segunda mano.
También están los lotes, pero en ese sector encontramos de todo, literalmente. Sugiero revisar las opiniones en Google y otras plataformas de estos negocios para darse una idea de la reputación del lugar, antes de siquiera ir a ver el vehículo.
Por último, están los particulares y ahí también podemos encontrar de todo y el riesgo es mayor, incluso para el vendedor mismo. Se recomienda mucho reunirse en lugares públicos, de día y no acudir a zonas peligrosas, aunque la posible oferta sea muy tentadora. En este supuesto, lo más recomendable sería hacer la operación si se conoce al vendedor (amigo, pariente, etc.)
De igual forma, es imprescindible verificar la legalidad de los documentos, saber si el vehículo tiene reporte de robo, remarcado, adeudos fiscales, si es un vehículo siniestrado, es decir, si tiene factura previa de aseguradora, en cuyo caso sugiero desistir de la compra, ya que el vehículo sufrió daños graves, o bien, fue robado y es posible que ese antecedente lo arrastre negativamente de manera indefinida.
En el aspecto mecánico es importante hacer una prueba de manejo, observar minuciosamente los detalles, no solo la pintura y detalles estéticos, sino también llevarlo a un taller especializado para revisar posibles fugas, rines en mal estado, ruidos extraños, etc. Finalmente, también sospechen de ofertas demasiado buenas para ser verdad (precios muy bajos o con muy bajo kilometraje) o si el vendedor impone condiciones muy ventajosas o peligrosas, como pedir apartados, llevar dinero en efectivo, etc. En todo caso es preferible dejar pasar la oportunidad que arriesgar el patrimonio y la integridad por algo meramente material que bien puede esperar.
Por Sergio Manríquez: Manriquez992@gmail.com
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