La invasión china, parte 1

Titulé este artículo así, debido a que pretendo retomar en futuras ocasiones –no necesariamente consecutivas- el tema de los autos chinos, tanto de aquellos que han entrado a México, como marcas propias, como de aquellos que son originalmente chinos, pero llegan a México “arropados” por una marca de otro país.

Los que pertenecemos a la generación X recordaremos fácilmente que desde la década de los 70 hasta aproximadamente principios de siglo había un prejuicio muy generalizado sobre los productos manufacturados en China, en el sentido de que se consideraban de mala calidad, por el solo hecho de que eran elaborados en dicho país.

Así, desde un desarmador, pasando por juguetes de plástico hasta electrodomésticos, muchos teníamos la percepción de que si era hecho en China, entonces se trataba de un producto de mala calidad.

Sin embargo, al transcurrir de los años, no solo cada vez más productos se producían en China, sino que también se elaboraban con mayor calidad, al grado de que actualmente podemos encontrar artículos de lujo (relojes, ropa, calzado, teléfonos celulares, etc.) que compramos, sin importar que se fabriquen en territorio del gigante asiático.

Ahora, ¿pasa lo mismo con los autos? Como señalaba al inicio del presente artículo, nos encontramos con varios supuestos: los autos fabricados en China, pero de marca no china; como pudieran ser algunos modelos de Mercedes-Benz, Audi o Volkswagen, que se exportan prácticamente a todo el mundo.

Otro caso, es el que concierne a autos diseñados y fabricados en China, por marcas chinas, pero que debido a las asociaciones comerciales con marcas de otros países, se exportan ostentando una marca propiedad del socio extranjero.

Una de las marcas que tiene mucha experiencia en esa práctica es General Motors (GM). A lo largo de su historia, ha utilizado diversas asociaciones para llevar a otros mercados, vehículos que son originalmente de sus socios, apenas cambiando un poco los logos y la estética, ahorrándose así muchísimo dinero en inversión y desarrollo.

Así, por ejemplo, a principios del presente siglo, llegaron a México modelos como el Astra, Vectra, Captiva y Meriva, que eran originalmente Opel, pero que se vendían como Chevrolet, la marca más generalista y mejor conocida del grupo GM, incluso conservando el nombre que tenían bajo el paraguas de la marca alemana.

Una excepción fue el Corsa, al que en México se le dominó como Chevy, por ser un nombre muy reconocido y querido en nuestro país, pero que poco tenía que ver con las dimensiones del auto de grandes dimensiones que originalmente ostentó dicho nombre.

Actualmente, GM recurre a esa misma práctica con modelos como la Captiva, que ya no procede de Opel, sino de SAIC Motors, con base en China, quien también fabrica la Groove y Tracker, que en México de igual forma se venden como modelos de Chevrolet.

Un caso más, que hemos visto crecer de manera exponencial en recientes años, es el de fabricantes chinos que se instalan en México, con marca y red comercial propia, que principalmente importan sus vehículos desde su país natal, aunque algunos ya están fabricándose en México.

En este supuesto encontramos marcas como JAC, BAIC, Changan, Chirey, Omoda y MG, entre otras, aunque esta última es de origen inglés y, de hecho, así pretende que se le siga viendo.

La gran pregunta es: ¿son buenos autos? Me parece que no debemos generalizar con una respuesta simplista (sí o no), porque cada marca se gestiona de manera diferente y, como he mencionado, el país de fabricación ya no es un elemento definitivo para determinar la calidad de un vehículo automotor.

Una de las tácticas de venta que les ha funcionado a varias de esas marcas es privilegiar el equipo y la estética, quizá por encima de la tecnología, la potencia o incluso la seguridad de los vehículos, además de audaces planes de financiamiento y garantías muy generosas.

Sin embargo, me atrevo a decir que solo el tiempo, con estadísticas, reportes y la información de primera mano (experiencias propias o de boca en boca) serán elementos principales que determinarán su éxito…o fracaso en el mercado mexicano. Continuará…

Por Sergio Manríquez. Manriquez992@gmail.com

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